Autoestima vs Autoconcepto



Autoconcepto y autoestima

Estas palabras pueden parecer sinónimos idénticos, la verdad es que son conceptos interrelacionados, pero no iguales. El autoconcepto es la concepción que nosotros mismos tenemos sobre lo que somos y nuestras capacidades, y la autoestima es la imagen de nosotros mismos que nos formamos a través de las opiniones propias y externas (familia, amigos, compañeros, …); tiene un componente más subjetivo enlazado a las emociones.


Tal y como trato de explicar el autoconcepto se puede expresar con palabras (yo soy…, yo tengo tal o cual capacidad…), está libre de juicios morales ajenos al nuestro. Por el contrario, la autoestima está sujeta y emparejada a nuestras emociones y cualquier juicio moral. Al transmitir algo de nuestro autoconcepto, por ejemplo: soy introvertida y me bloqueo al entrar en clase o un local con mucha gente, nuestro interlocutor puede pensar que nuestra autoestima es baja y reforzará esa idea en nosotros.  Si dijera “soy capaz y muy autoexigente” la persona a la que trasladamos el mensaje extraerá que nuestra autoestima es alta y nos dará el beneplácito que nos hace sentirnos bien y mejorar esa autoestima que sentimos.

Cuanto más cercano a la realidad sea el autoconcepto mayor será nuestra capacidad de crecimiento personal y mas sólida será nuestra autoestima.

Bueno, y todo esto a qué viene… Pues a que las personas asperger, en general, tienen una autoestima baja. Algunos de los factores que provocan esta situación son: la autoexigencia personal, la escasa tolerancia a la frustración y el autoconocimiento de la carencia de habilidades sociales efectivas. Esta percepción diferente que se concibe de la realidad lleva aparejada una falta de confianza en uno mismo y por ende una autoestima deficiente. Aun teniendo un buen autoconcepto la autoestima puede ser baja ya que las opiniones de los demás pesan más que las nuestras (contienen una realidad sin sesgo).

 

Hay que trabajar en todos los ámbitos, y acompañados de todo nuestro entorno social (familia, amigos, profesores, terapeutas…), en pos de mejorar la autoestima de nuestros niños para que puedan crear un correcto autoconcepto, sin filtros ni limitaciones. No se trata de alabar todo el tiempo todas las tareas que realiza bien, sino de valorar los pequeños avances. Apoyar y acompañar en tareas difíciles para que comprenda que puede obtener un buen resultado, que si no está en su mano lograr algún objetivo, con ayuda lo puede conseguir y la siguiente vez lo podrá alcanzar con menos apoyo, de forma más autónoma y eficaz. La autoestima es cambiante, se puede modificar y hay que estar atento para mejorarla siempre que podamos.

Si bien es cierto que una muy alta autoestima también puede acabar siendo un problema; puede dar lugar a una persona arrogante, con ansiedad por querer siempre estar por encima de los demás, narcisista y agresiva al querer siempre llevar la razón.

 

Tener y mantener una autoestima sana, nos asegura alejarnos de la depresión y unos niveles de ansiedad elevada, también permite reflexionar antes de actuar y sabernos satisfechos antes las decisiones que tomamos. Es importante vigilar, o al menos, estar atentos a los comportamientos y percepciones de nuestros hijos en relación con su autoestima (depende en buena medida de lo que nosotros le expresamos) y de su autoconcepto, para evitar problemas presentes y futuros.

 

Comentarios

Entradas populares